Bendito el día que Lisy mencionó a la inclusión y el festival que organizan desde el Conseyu de la Mocedá d´Uviéu porque ese día me vino la luz y me deslumbró.

¡Qué orgullo haber dedicado la novena edición a este motivo que es mucho más que un leitmotiv; es un temón, es un continente!

¿Ha sido esta la edición más emotiva y gratificante, la más hermosa? Muy probablemente. Porque no cabe comparativa, porque no se nos ocurre lugar más generoso.

Haber llegado hasta aquí ha sido un camino de aprendizaje impagable, un tránsito hacia la empatía y hacia la sensibilidad.

Hemos escuchado y hemos preguntado para escuchar y, por tanto, hemos salido menos torpes, mejores.

Ponernos en la piel de lxs otrxs cuando la suya es a todas luces mucho más delicada y sufrida, es una cura de humildad que deberíamos hacer todxs.

Agradecidxs es poco respecto de la maravillosa gente del Conceyu de la Mocedad de Uviéu, de la Fundación Vinjoy, de ADDE, de la ONCE, de Diversa Radio Activa, de La Llocura…

Y luego el programa de contenidos, maravilloso, un carrusel de emociones que nos ha brindado un parque de flores y un orgasmo de felicidad.

La inclusión ha llegado a Fiasco para quedarse. Esa es la mejor conclusión que a la postre podíamos extraer.

No podemos ni queremos resaltar ninguna de las actividades sobre otras, porque cualquier consideración más allá de la pertinencia y de la calidad sería injusta.

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